Maldita sea, se casa. Se casa y está feliz. Es la desición que ha tomado y por la cual luchará de seguro hasta el cansancio, porque está enamorada, porque es feliz, porque está completa y es lo que siempre quiso en la vida. ¿Y yo? Yo que gasté 4 años en ella, conociéndola, acompañándola, cuestionándome, pensando, torturándome, desgastándome, soñando, creyendo, sintiendo, proyectándome, esperanzándome. No sirvio de nada. No fui los uficientemente valiente para jugarme el todo por el todo por ella. Si tan solo hubiese hecho algo en el último viaje que hicimos juntos, quizás la situación sería distinta, y el que la acompaña en las listas de novios sería yo. Y el que estaría buscando casa sería yo, y el que estaría pensando en hijos sería yo... pero no.
Y me duele, y es primera vez que me duele de esta manera el pecho, y me arde y no sé cómo parar lo que siento, porque no hay manera. No es como un golpe que se soba y pasa... es mucho más que eso. Son ganas de vomitar por el dolor de estómago, por la ansiedad y la impotencia de no poder hacer absolutamente nada. Es trabajar pensando en ella, manejar, estudiar, comer y dormir pensando en lo feliz que pude llegar a ser junto a ella... y en lo mucho que me arrepiento hoy.
Y hasta a veces me da verguenza. Me siento fuera de mi zona cuando lloro en las noches por no saber qué hacer, y por no tener cómo desahogarme, por no tener a nadie que contarle lo que me pasa, y porque nada de lo puedan decirme hoy me sirve de algo.
Pero le dije lo que me pasa, y lo peor es que sé que no puedo esperar nada más que un "gracias".